
John Carpenter
El arqueólogo John Philip Carpenter Slavens nació en el desierto de Sonora (aun en el lado de la cerca equivocado—en Phoenix, Arizona—y ahora Mexicano por naturalización). Creció, en parte, en la reservación Navajo, experiencia que contribuyó al desarrollo de su interés en antropología y arqueología desde su niñez. En 1980, recibió el grado de BA (licenciatura) en las disciplinas de Estudios Griegos Clásicos y Antropología de la Universidad de Arizona, en Tucson, obteniendo la Maestría en Antropología, otorgado por la Universidad Estatal de Nuevo México, Las Cruces, en 1992, y su Doctorado en Antropología (con especialidad en arqueología, con énfasis menor en etnohistoria) de la Universidad de Arizona, en el año de 1996. Poco después, fue nombrado a la facultad de Antropología en la Universidad Estatal de Wichita (Kansas), donde también sirvió como el director del Museo de Antropología Lowell D. Holmes. Cuando la oportunidad de irse a México se presentó, renunció su plaza y se incorporó como miembro de la facultad en el Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas, Puebla, en 2000, y finalmente, se hartó del fascismo y ambiente maquiavélico de ésta institución (al igual de una lista larga de investigadores, como Mario Aliphat, Suzanne Lewenstein, Manuel Gándara y Travis Stanton), entrando como profesor investigador en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2004, asignado a la sección de arqueología del Centro INAH Sinaloa, y desde 2010, asignado al Centro INAH Sonora; es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde el 2001, subiendo a SNI II en 2022, y desde 2006, miembro de la facultad del Posgrado en Arqueología y Profesor Co-responsable, de la línea de investigación de “Arqueología histórica, etnoarqueología y estudios de cultura material moderna” en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
El Dr. Carpenter Slavens ha participado en investigaciones arqueológicas en los estados de Arizona, California, Oregon, Nuevo México, Texas, y Utah en los EUA, y en México en los estados de Chiapas, Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Zacatecas. Desde más que 30 años su interés primordial ha enfocado en la arqueología de la región del noroeste de la república mexicana, donde ha investigado los temas diversos de los primeros pobladores (Paleoindios), los grupos de recolectores-cazadores del periodo Arcaico (pre-cerámicos), la difusión hacía al norte del maíz y los inicios de la agricultura y sedentarismo, cambio climáticos, las fronteras culturales en el norte de Sinaloa, la historia cultural del valle del río Fuerte, Sinaloa y las rutas del intercambio entre el occidente de México y el noroeste de México/suroeste de los EUA .
Hasta la fecha, el Dr. Carpenter Slavens se ha presentada aproximadamente 200 ponencias invitadas en foros nacionales e internacionales, cuenta con dos libros y más de 45 publicaciones profesionales, y ha producido más de 80 informes técnicos relacionados a sus investigaciones arqueológicas.
El Dr. Carpenter Slavens ha participado en investigaciones arqueológicas en los estados de Arizona, California, Oregon, Nuevo México, Texas, y Utah en los EUA, y en México en los estados de Chiapas, Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Zacatecas. Desde más que 30 años su interés primordial ha enfocado en la arqueología de la región del noroeste de la república mexicana, donde ha investigado los temas diversos de los primeros pobladores (Paleoindios), los grupos de recolectores-cazadores del periodo Arcaico (pre-cerámicos), la difusión hacía al norte del maíz y los inicios de la agricultura y sedentarismo, cambio climáticos, las fronteras culturales en el norte de Sinaloa, la historia cultural del valle del río Fuerte, Sinaloa y las rutas del intercambio entre el occidente de México y el noroeste de México/suroeste de los EUA .
Hasta la fecha, el Dr. Carpenter Slavens se ha presentada aproximadamente 200 ponencias invitadas en foros nacionales e internacionales, cuenta con dos libros y más de 45 publicaciones profesionales, y ha producido más de 80 informes técnicos relacionados a sus investigaciones arqueológicas.
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Dissertation / Tesis doctoral by John Carpenter
Books by John Carpenter
Volume contributors show how those responsible for the Aztatlán tradition were direct ancestors of diverse Indigenous peoples such as the Náayeri (Cora), Wixárika (Huichol), O’dam (Tepehuan), Caz’ Ahmo (Caxcan), Yoeme (Yaqui), Yoreme (Mayo), and others who continue to reside across the former Aztatlán region and its frontiers. The prosperity of the Aztatlán tradition was achieved through long-distance networks that fostered the development of new ritual economies and integrated peoples in Greater Mesoamerica with those in the U.S. Southwest/Mexican Northwest.
https://uofupress.lib.utah.edu/reassessing-the-aztatlan-world/
The use of documentary relations as supporting evidence or a font of inference generation is certainly not new, as we will discuss below, but has grown substantially in popularity over the last three decades. This increased use of documentary relations is concurrent with a humanistic turn in archaeology that emphasizes historical, or narrative approaches to interpretation. However, the use of documentary relations (a data source), a humanistic narrative approach (a theoretical stance), and the direct historical approach (a methodology for inference generation) are not uniformly coincident in application. In fact, stark differences of opinion occur even among those who espouse a historical perspective on whether various forms of documentary relations are a hindrance or boon to accurate reconstructions of pre- and postcolonial societies (Lekson 2018; Smith 2011). This volume is thus a timely contribution to a discussion of both diverse methods and application case studies in the Borderlands (Borderlands is our inclusive term for northwest Mexico and the Southwest United States).
Our overarching goal in this chapter is to situate the
La parvedad de la documentación histórica que existe para el periodo de contacto en la región de Sinaloa es particularmente infortunada y frustrante ya que la planicie costera y su colindante zona serrana estaban siendo ocupadas por numerosos grupos cuya afinidad cultural y lingüística fue rápidamente obscurecida, o más bien obliterada, en el curso de la conquista. Los siguientes relatos de la conquista española y de las culturas indígenas de la planicie costera del Norte de México en la víspera del contacto se derivan de diferentes fuentes. Las fuentes históricas primarias más significativas para Sinaloa y sur de Sonora son una serie de testimonios anónimos presentados en el juicio contra Nuño Beltrán de Guzmán (Carrera Stampa 1955; García Icazbalceta 1866), las narrativas de Diego de Guzmán (Heredia 1960), las crónicas de la expedición de Francisco de Ibarra de Baltasar de Obregón (1988) y Antonio Ruiz (Nakayama 1974), los relatos de Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1944) y sus acompañantes, y la obra de Andrés Pérez de Ribas (1944) “Triunfos de nuestra santa Fe entre gentes lás más bárbaras y fieras del Nuevo Orbe.” Otras fuentes primarias adicionales incluyen los relatos del padre jesuita Martín Pérez (López Alanis 2005), fraile Marcos de Niza (1865) y Vásquez de Coronado (Hammond y Rey 1940), Alonso de la Mota y Escobar (1940), y varias Anuas de los misioneros jesuitas.
Entre las fuentes secundarias, la Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, del padre Antonio Tello permanece como el texto más comprehensivo. Las publicaciones posteriores, como la Historia del Reino de Nueva Galicia en la América Septentrional de Matías Mota Padilla y Conquista de la Nueva Galicia de Miguel López-Portillo y Weber, dependen principalmente en las descripciones de Tello. Sin embargo, cabe señalar que Antonio Tello, llegó de España en el año 1619, casi un siglo después de los eventos que describe, y su relato contiene información equivocada, fechas erróneas, y contradicciones irreconciliables (Brand 1971:651-653). Bancroft (1884, 1886), Beals (1933, 1943a, 1945), Brand (1971), Di Peso (1974), Reff (1991), Sauer (1932, 1934, 1935) y Sauer y Brand (1932) son fuentes que reconstruyen eventos de la conquista Española y de la población indígena del siglo XVI de la planicie costera del Norte de México de Sinaloa y el Sur de Sonora.
El presente texto elabora en su introducción, una discusión del impacto de las epidemias y un resumen de los primeros relatos españoles, y una descripción de la conquista española de la planicie costera norte del Pacifico. Con base en esos documentos, en continuación, se documenta unos datos de las características culturales de los varios grupos indígenas que habitaron esta región entre el norte de Nayarit y el sur de Sonora, como los Totorame, los Tahue, los Mocorito, y los Cahita del norte, en que se incluye los Guasave, Nío, Ocoroni, Caminito, Urique, Zoe, Zuaques, Sinaloas, Mayo, Yaqui. También se presenta una breve discusión de los grupos de las barrancas (e.g. Acaxee, Xixime, Tepaca, Pacaxe, Hume, Sabaibo, etc.) y los grupos costeros (Achire, Batucari, Comopori).
En seguida, se presenta una discusión y síntesis de la cultura indígena al momento de contacto español en el siglo XVI. Los temas incluyen la organización sociopolítica, la población y patrones de asentamientos, la organización económica, subsistencia, intercambio regional e interregional, organización ideológica/ritual, costumbres funerarias, la guerra, y lenguaje.
Finalmente, se ofrece un breve resumen y unas conclusiones preliminares. Con la posible excepción de algunas poblaciones costeras, probablemente los diversos grupos fueron hablantes de la rama Sonora de Yutoazteca. Desde el río Piaxtla hasta el río Yaqui, la planicie costera y la serrana adyacente fueron territorios ocupados por hablantes de varios dialectos de Cahita. De estos grupos, los Tahue son conocidos como el grupo más norteño con afinidad mesoamericana, mientras que los Yaquis y los Mayos (que son los únicos que sobreviven hasta tiempos presentes) se consideran como pertenecientes a las culturas del “Gran Suroeste,” o sea las tradiciones culturales del noroccidente de México y el suroeste de los Estados Unidos.
Si recapitulamos la información lingüística, con las altas estimaciones poblacionales, la extensa distribución regional y las bien desarrolladas estrategias económicas, se sugiere que las poblaciones encontradas por los españoles a principios del siglo XVI reflejan desarrollos indígenas con profundas raíces prehispánicas, y las interpretaciones que ilustran a los Cahitas como recientes emigrantes que desplazaron ya sea a grupos hablantes de Tepima ó hablantes de Nahuatl no pueden ser sostenidas por las evidencias.
Las relaciones documentales ofrecen una gran riqueza de información con respecto al patrón de asentamiento, arquitectura, cultura material, estrategias de subsitencia, y la interacción intra e intergrupal, incluyendo esclavitud, guerra, selección de cónyuge e intercambio, además de proveer algunos datos de la organización social/ideológica y política. Dado el poco trabajo arqueológico hasta la fecha conducido en la región, esta información puede proveer una invaluable base cultural para compararla con el registro arqueológico que se vaya recuperando.
Sin embargo, estos registros históricos deben ser leídos como textos que requieren una evaluación crítica. Aquí cuestionamos, las interpretaciones previas las interpretaciones de complejidad social a nivel de estado conferidas a un gran rango de organizaciones socio-políticas así como a las entidades lingüísticas, culturales y entidades geográficas.
Mientras que virtualmente todas las sociedades agrícolas sedentarias encontradas por los españoles reflejaban algún grado de jerarquía social, ninguna comunidad puede considerarse afuera del nivel de organización social de medio rango ni siquiera las villas autónomas o aquellas que tenían pueblos subordinados y extraían tributos de grupos vecinos. Considerar esta región como mesoamérica marginal, o marginalmente parte del “gran Noroeste/Suroeste” invoca los fantasmas del concepto de área cultural y finalmente obscurece su carácter indígena.
Chapters in Edited Volumes by John Carpenter
Yet, interregional interaction and integration between Mesoamerica and the American Southwest has long comprised a key issue in the debate over social, political and economic transformations of precolonial Southwestern societies and the development of the northern Mesoamerican frontier. In this regard, Northwest Mexico has been identified as holding "the answer to many important archaeological questions, including Mesoamerican-Southwestern relationships and the expansion...of Mesoamerican civilization" (Meighan 1971:754). The chapters by Mathiowetz and Schaafsma this volume provide excellent examples of the importance of these inferred relationships.
Recent research by the Proyecto Arqueológico Norte de Sinaloa (INAH) suggests that the southern frontier of the Northwest/Southwest during the “Lost Century” that, although an abrupt collapse of the long-distance exchange network is observed, there exists a continuity among cultural traditions and principal ceramic traditions between the Huatabampo and Serrana (Río Sonora) traditions of the late prehistoric period and the early historic period in southernmost Sonora and northern Sinaloa. We propose that these traditions are part of a widespread Cahitan ceramic tradition. We further suggest that the descendants of many of the numerous groups of Cahita speakers documented by the Spaniards in the 16th century (Ahome, Guasave, Ocoroni, Sinaloa, Tehueco, Zuaque, etc.) today comprise part of the contemporary Yoreme (Mayo) community.
El objetivo principal de este trabajo es presentar una propuesta interpretativa sobre las adaptaciones de larga duración de los grupos humanos que habitaron Sonora utilizando como base la organización de la tecnología lítica, los estilos de puntas de proyectil, el paisaje sonorense y la disponibilidad de ciertos recursos. Esta propuesta es resultado de dos décadas de investigaciones arqueológicas en el Desierto de Sonora y se muestra de una manera general las estrategias adaptativas de los grupos desde que llegaron a Sonora hace 13,000 años.
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In this chapter, we present the environmental and archaeological background relevant to the current research, along with the history of previous
archaeological investigations, and present a tentative regional chronology and cultural–historical model relevant to the Paleo indian and Archaic period occupations of Sonora, Mexico.
Our own interests in the Paleo indian and Archaic occupations of Sonora were kindled over a decade ago, when our research at the predominantly Early Agriculture period/Trincheras tradition site of La Playa (SON F:10:3) demonstrated the presence of signifi cant Archaic period components, along with a Clovis point, bifaces, and partially fossilized antler billets of probable Paleo indian affi liation. Additionally, the remains of numerous species of Pleistocene
fauna (Equus, Camelops, Mammuthus, Bison antiquus, Sigmodon, Cervids, and Antilocapra, along with an exceptional number of tortoises, Gopherus or Hesperatudae) were identifi ed within a Pleistocene paleo sol and the alluvial deposits lying directly above (Carpenter et al. 2005:20; Jim Mead, pers. comm. 2003).
In the late 1990s, we initiated a project to identify and document Paleoindian artifacts within both museum collections and private collections, along with a concerted effort to relocate and document the known locales suggesting probable Paleo indian contexts. Since 2003, we have coordinated a systematic
geoarchaeological Paleo indian research program, with funding provided by the Argonaut Archaeological Research Fund (AARF) from the University of Arizona, and with the cooperation of the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).""