La vida de Hélinand de Froidmont transcurre durante los reinados de Luis VII (1) (1120-1180), rey entre 1137 y 1180, y de su hijo Felipe II Augusto (2) MIGUEL IBÁÑEZ RODRÍGUEZ 17 (1) Luis VII el Joven, hijo de Luis VI, inició su reinado...
moreLa vida de Hélinand de Froidmont transcurre durante los reinados de Luis VII (1) (1120-1180), rey entre 1137 y 1180, y de su hijo Felipe II Augusto (2) MIGUEL IBÁÑEZ RODRÍGUEZ 17 (1) Luis VII el Joven, hijo de Luis VI, inició su reinado con un grave conflicto con el papa Inocencio III (1141), a propósito de la elección del obispo de Bourges. El conde de Champaña apoyó al obispo elegido por el capítulo de Bourges, Pierre de la Châtre, en contra de la voluntad del rey, quien fracasó en el intento de invadir Champaña y tuvo que aceptar la decisión papal. En 1147 partió con la segunda cruzada; la expedición se frustró, y Luis regresó a Francia en 1149. Se dedicó con especial interés al desarrollo de comunidades rurales, labor en que contó siempre con la colaboración del clero; ello le permitió intervenir en numerosos asuntos del reino, en especial en Auvernia, Borgoña y Languedoc. Sus excelentes relaciones con la Santa Sede le llevaron a refugiar en sus dominios a Eugenio III y a Alejandro III, a quien apoyó firmemente frente a Federico Barbarroja. Cometió el grave error político de repudiar a Leonor de Aquitania; al casar ésta en segundas nupcias con Enrique II Plantagenet, conde de Anjou, duque de Normandía y rey de Inglaterra (1154), estalló el conflicto entre ambas monarquías por el dominio territorial de una parte importante de la actual Francia. Luis no logró debilitar a su adversario, pese a apoyar a Tomás Becket y la rebelión de los hijos del Plantagenet. En su lucha contra éste logró la alianza de Felipe de Alsacia, conde de Flandes, y del conde de Champaña, con cuya hermana Adela casó en terceras nupcias. De este matrimonio nació Felipe II Augusto. (2) Felipe II Augusto nació en París en 1165 y murió en Mantes en 1223. Se casó con Isabel de Hainaut, sobrina del conde de Flandes que le aportó el Artois, pero se enemistó con los flamencos y tuvo que hacer frente a una peligrosa rebelión feudal, que dominó (tratado de Boves, 1185). Luchó contra el imperio de los Plantagenet, cuyo poderío era una constante amenaza para los Capetos, y apoyó la rebelión de los hijos de Enrique II contra su padre, al que obligó a entregarle una parte del Vermandois y a consentir el matrimonio de su hijo Juan sin Tierra con su propia hija. Se alió a Ricardo, el futuro Corazón de León, y, aunque se enemistó con él, ambos participaron en la tercera cruzada, de la que se retiró (1191), humillado por Ricardo. Ya en Francia conspiró con Juan sin Tierra. Cuando Ricardo pudo regresar reanudó los hostilidades contra Francia. Felipe Augusto fue vencido en Fréteval (1194) y en Courcelles (1198), y, cuando estaba a punto de ser derrotado definitivamente, Ricardo fue muerte en el Limousin (abril 1199). Felipe Augusto atacó de nuevo al rey de Inglaterra Juan sin Tierra, al que reconoció el título real a cambio de la cesión de parte del Vexin normando, del país de Evreux y del Berry (paz de Goulet, 1200). En 1202 confiscó los feudos del rey de Inglaterra y emprendió la conquista de Normandía, del Maine, de Anjou, de Turena y de la mayor parte del Poitou, y organizó el desembarco de su hijo en Inglaterra (1213). Para vengarse, Juan sin Tierra suscitó una vasta alianza, en la que intervinieron el emperador Otón de Brunswick, el conde de Flandes y el de Bolonia, pero fue derrotado en Rocheaux-Moines, y sus aliados en Bouvines (julio 1214). En 1216 Felipe trató de nuevo de apoderarse de Inglaterra, pero fracasó debido a la oposición del papa, aunque conservó los territorios conquistados en el continente, a los que ya había añadido Auvernia (1189) y Champaña (tratados de 1201 y 1213). También apoyó a Simón de Montfort contra el conde de Tolosa y los albigenses. Cuando murió, era el más poderoso señor de Francia, había destruido el imperio de los Plantagenet y afianzado la autoridad de los Capetos en el reino. A consecuencia de su divorcio tuvo serias dificultades con la Santa Sede: en 1193, tres años después de la muerte de Isabel de Hainaut, se casó con una princesa danesa, Isambur, pero inmediatamente después de la ceremonia, por razones desconocidas, decidió separarse de ella, y obtuvo de una asamblea de obispos la disolución. Poco después volvió a casarse con la hija de un señor bávaro, Inés de Méran, con la que tuvo tres hijos. Inocencio III lanzó el interdicto sobre Francia en 1200 y el capeto fingió reconciliarse con Isambur, a la que acabó de aceptar después de la muerte de Inés. Durante su reinado concedió numerosas cartas de franquicia a las ciudades, especialmente a París; mantuvo buenas relaciones con el clero (autorizando a los canónigos para elegir a los obispos). Con él se crearon los bailíos y senescales. Dispuso de un tesoro abundante, que administraron los templarios, y que le serivió para mantener un fuerte ejército y multiplicar los castillos y fortalezas.